La química detrás del hundimiento del Kursk

El 12 de agosto del 2000, en el mar de Barents (en el Ártico, al norte de Escandinavia), la Armada rusa realizaba unos entrenamientos. Pero no eran unos entrenamientos cualquiera: era una táctica del recién elegido Putin para devolver el orgullo a los rusos, y recordar a la Comunidad Internacional que Rusia era un "gigante dormido".


El submarino nuclear Kursk era el orgullo de la Armada rusa. No solo por ser una mole (con una longitud de más de un campo de fútbol y doble casco de acero), si no por sus misiles, con una tecnología secreta que les permitían atravesar el agua prácticamente sin rozamiento (lo que les hacía superar los 350 Km/h). El secreto de esa tecnología, llamada supercavitación, era uno de los objetivos de los EEUU.


Pues bien, este submarino, explotó, matando a 118. En este post vamos a explicar la versión oficial. ¿Existe otra versión? Son muchas las voces que creen que el submarino fue hundido por un buque de los EEUU. A bordo, viajaba un representante de China, cuyo Ejército estaba pensando en comprarle a Rusia unos cuantos misiles con esa tecnología que tanto les estaba costando descifrar. Y ahi quienes dicen que Rusia tuvo que mirar para otro lado para no iniciar una Tercera Guerra Mundial (de hecho, el submarino fue desguazado rápidamente, solo recuperándose una parte del casco para un monumento). Verdad o no, nos centramos en lo oficial.


Para lanzar misiles, es necesario propelente. El propelente es una sustancia (sólida, líquida o gaseosa) que genera una gran cantidad de gases en un corto espacio de tiempo. De forma que impula el cohete. En el Apollo XIII, se usó hidracina, N2H4. En el Kursk llevaban HTP, peróxido de hidrógeno muy concentrado (el del agua oxigenada es al 3 %, así que no intentéis construir un lanza-misiles, el fracaso está asegurado). El peróxido de hidrógeno se descompone siguiendo esta reacción.


 
2H2O2 → 2H2O + O2


 
Este proceso se da, pero es muy lento. Un bote de agua oxigenada que lleva varios meses abierto, a penas hace efecto, ya que ahí ya no queda casi nada de H2O2, se ha descompuesto. Para que pueda ser utilizado como propelente, debe darse muy rápidamente. Para eso se utiliza un catalizador, que acelera la reacción. La reacción que se da podéis verla en este video.


 
Imagináos eso, más concentrado, en mayores cantidades y en un espacio muy reducido como es una cámara de lanzamiento de misiles. Eso pega un pepinazo increíble.


Tras un lanzamiento, hubo una fuga de HTP. ¿Qué pasó? Pues que reaccionó con el cobre y el latón (cobre + zinc) de las tuberías, oxidándolos. Como el metal de oxidó, el H2O2 se redujo:


H2O2 → O2 + 2 H+ + 2 e−          E = + 0'67 V
Cu → Cu2+ + 2e−                        E = - 0'34 V
Zn →  Zn2+ + 2e                     E = + 0'76 V


 
Como la suma de los potenciales del H2O2 con el cobre es positivo, y la del H2O2 con el zinc también; ambas reacciones se dan (son espontáneas). Estos valores se pueden consultar en una tabla, como esta.


Pues bien, el HTP fue disolviendo tuberías, hasta que entró en contacto con algo explosivo y, claro, explotó. La compuesta estanca de la sala de torpedos estaba abierta, para liberar el exceso de aire que había tras cada lanzamiento. La onda expansiva mató a 7 hombres e hirió a decenas. 


La onda expansiva y el humo se filtraron por el conducto del aire acondicionado, llegando a casi todo el submarino. A los dos minutos de la primera explosión, otra. El choque del submarino con el fondo del mar y las altas temperaturas habían hecho que explotaran todos los misiles. Esta abrió un agujero en el casco. Los que no murieron por las explosiones, murieron ahogados. Más tarde, se descubrió que algunos se habían refugiado en la popa, y permanecieron unas cuantas horas ahí, dándoles tiempo a escribir cartas de despedida.

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