En todas las botellas de agua viene su composición química: calcio, cloruros, magnesio, potasio, carbonatos, fosfatos, sodio, fluoruros, sulfuros ...Esto no es lo único. También contiene otros iones, cuya concentración es tan pequeña (ppm, parte por millón, e incluso menos) que no informan de ella.
El lógico pensar que nuestra salud (la salud de unos seres que son un 60 % agua) depende de la composición del agua que bebemos. En algunos casos con más razón que en otros, hemos estado buscando las mejores aguas para beber, y si no las hemos encontrado, no hemos dudado en añadirle lo que necesitábamos.
LITIO
El litio lleva casi dos siglos usándose en Medicina, sobretodo para tratar transtornos psicológicos (depresiones, transtorno bipolar y manías). También se ha usado como sedante, para la artristis y para la gota; pero no se han encontrado evidencias de que sea efectivo.
El año pasado, un estudio de Psiquiatría llegó a sugerir en The New Tork Times añadir al agua potable una pequeña dosis de litio con el objetivo de reducir las tasas de suicidios, asesinatos y violaciones.
En 1929 se empezó a producir en EEUU una bebida llamada "Bib-Label Lithiated Lemon-Lime Soda". Quizás no os suene, pero casi seguro que os suena el 7Up. Inicialmente esta bebida contenía citrato de litio, y los efectos de este hizo que fuera usada como remedio para la resaca. En 1948, se prohibió en EEUU el uso del litio en alimentación.
FLÚOR
En muchas ciudades se añade flúor al agua para prevenir las caries, sobretodo en países subdesarrollados en los que para la mayoría de la población es difícil tener acceso a productos de salud dental fluorados. La concentración de flúor suele ser 0'7 mg /L.
Se comenzó a fluorar las aguas en 1945, en Gran Rapids (Michigan, EEUU). Actualmente, el 72 % de las ciudades estadounidenses cuentan con agua fluorada.
Existe la polémica sobre si está práctica es beneficiosa para la salud o no. Un estudio de 1992, observó que las ratas que habían estado bebiendo 2 años agua con altos contenido en flúor padecían cáncer de huesos. Sin embargo, no hay evidencias en humanos.
URANIO Y TORIO
Ver como era la vida hace un siglo siempre resulta curioso. Otra manera de pensar e interpretar las cosas que hoy nos parece ridícula. Por ejemplo, mientras que hoy en día somos conscientes de los peligros que conlleva la radiactividad, hace un siglo se entendía como algo casi mágico capaz de curar casi todo.
En el siglo XX, en pleno auge de la Radioquímica, entraron en el mercado una gran cantidad de productos con ingredientes radiactivos. El más curioso es uno llamado "Revigator".
Se trataba de una jarra de cerámica, recubierto su interior de un mineral llamado carnotita (mineral que contiene uranio, vanadio, y otros cationes) y un grifo. Usarlo era muy sencillo: antes de acostarte llenabas la jarra de agua, y a la mañana siguiente ya podías beber hasta reventar el agua radiactiva.
Se suponía que esto curaba casi todo, salud total por 30 $. ¿Qué podía ir mal?
Podrían preguntárselo a Eber Byers. Este millonario estadounidense se metió entre pecho y espalda nada más y nada menos que 1400 ampollas de Radithor (ese productor, además de uranio tenía torio). Murió dos años después, y la causa era más que obvia. Tras su muerte, se empezaron a prohibir estos productos.
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