El hierro forma parte del grupo hemo (ver imagen). Cada molécula de hemoglobina (una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos) tiene 4 grupos hemo. El oxígeno se une al hierro, y gracias a esto, el oxígeno se puede distribuir a todas las células del cuerpo. Esta es su principal función en el organismo.
La ingesta diaria recomendada depende de la edad y del sexo: mujeres en edad fértil requieren mucho más hierro que los hombres (por la menstruación). Por ejemplo:
MUJER 20 AÑOS 18 mg/día
HOMBRE 20 AÑOS 10 mg/día
El déficit produce anemia.
La carne roja, las legumbres y las espinacas son ricas en hierro. El hierro de la carne roja procede de la hemoglobina; el hierro de los vegetales no está en forma hemo, si no que se encuentra en forma de sal.
Pero hay alimentos que no tienen mucho hierro, o tienen, pero por motivos comerciales, interesa enriquecerlos. Para ello hay que recurrir a la Química.
Nosotros lo asimilamos en forma iónica, principalmente, en forma de ión ferroso Fe (II). Buscamos, por tanto, sales de hierro. Se ha demostrado que también asimilamos hierro electrolítico (muy puro), pero si el tamaño de las partículas es de menos de 45 µm (la mitad del grosor de un pelo).
La lógica manda busca sales solubles, para que se asimilen lo más rápido posible. Por ejemplo, sulfato ferroso (FeSO4) y gluconato ferroso. Sin embargo, esto es un problema. Imaginemos que estamos comiendo unos cereales enriquecidos con FeSO4. Con la saliva, el FeSO4 se disolvería y empezaríamos a notar un sabor desagradable: la boca nos sabría a sangre. Y el sabor a sangre no es agradable para la mayoría de los seres humanos; así que esos cereales no se venderían mucho. Además, si el alimento tiene humedad, se disuelve antes de consumirlo, y el Fe (III) puede oxidar ácidos grasos insaturados, dándole al alimento un sabor rancio.
Busquemos una sal menos soluble, como el fumarato ferroso y el succianato ferroso. Estos en la boca no se disolverían del todo (darían un ligero sabor metálico), pero sí en el estómago, donde el medio es muy ácido. La velocidad de absorción es bastante alta, pero en individuos con poca acidez estomacal (niños muy pequeños), se tarda más.
Otra opción son las sales insolubles, como el pirofosfato férrico [ Fe4(P2O7)3] y el ortofosfato férrico (FePO4). Estos productos no afectan en nada al sabor, pero al ser tan poco solubles, la mayoría queda sin absorben. Lo bueno es que son muy baratos.
También podemos ussar hierro protegido, por ejemplo, el quelato de EDTA (Na - Fe - EDTA). La absorción de hierro es 2 o 3 veces mayor que si se usa FeSO4 (ya que lo protege de los inhibidores de absorción del estómago). El problema es el color, pardo (ver imagen). Además, es muy caro.
Y la última opción es usar FeSO4 encapsulado. Se rodea de una capa de celulosa, dextrina o aceite; de forma que la cápsula se abra en el estómago, y no percibamos ese sabor a metal en la boca.
Nesquik usa pirofosfato férrico (insoluble). En estos casos, sí es necesario: la leche es rica en muchos nutrientes, pero no en hierro, así que el cacao en polvo enriquecido la complementa (de Cola Cao no digo nada ya que no lo especifica). En comidas para bebé también usan pirofosfato.
Por el mismo motivo que enriquecer el cacao en polvo en necesario, lo es enriquecer los cereales. Aquí he visto marcas que usan pirofosfato, y también marcas que usan hierro electrolítico. En este último caso, podemos hacer este experimento tan curioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario